Era una época donde los artistas
e intelectuales solían reunirse
en los cafés, pasaban todo el día
hablando, discutiendo y teorizando, no
es de extrañar que muchas obras
y movimientos se hayan gestado en esos
encuentros. Por 1949, Greco solía
reunirse con un grupo de jóvenes
apodados Existencialista porteños
en un café de la calle Viamonte
y San Martín (Buenos Aires). De
ahí siguió por la librería
Juan Cristobal, ubicada en Santa
Fé y Riobamba, donde publicó
Fiesta, su primer libro de versos.
Años después, en el bar
Chamberí se forma el Movimiento
Informalista. Por los bares y cafés
de todos los lugares que Greco anduvo,
dibujó y trató de vender
sus dibujos para poder pagar la cuenta
o tener algo para comer. En Madrid, el
bar Gijón fue el punto
de encuentro de los artistas vanguardistas
y donde Greco planeó Viaje
de pie en metro de Sol a Lavapies,
también, uno de los mozos del Gijón,
es personaje en el relato Guillotine
murió Guillotinado. En Ibiza,
el bar Dominó es el escenario
de especulaciones amorosas y momentos
de melancolía en la novela Besos
Brujos.
El primer acercamiento firme de Greco
en el arte es con la literatura. Sus lecturas
iban desde el existencialismo, a la literatura
de Platero y yo y El Principito.
El relato de Saint Exúpery
es quizás la influencia más
fuerte en el inicio de la formación
de su mundo poético.
Greco fue un gran narrador, que supo crear
cuentos, poesías y fábulas
fantásticas, donde los pájaros
y las serpientes hablan del dolor y de
la libertad, del crecer y del ser parte
del mundo. Dentro de sus personajes, el
caracol Pirlimpin, fue quizás
el más conocido.
Con los años, los escritos de Greco,
como sus cartas, se vuelven más
vivos, donde todo lo que pasa a su alrededor
forma parte de los relatos más
trágicos, políticos y de
la vida misma: Cuaderno Centurión,
Guillotine murió guillotinado,
Besos Brujos.